Pasaron
pocos minutos para que el cielo tomara un calor negruzco que engullía a la luna
que nos había vigilado, mientras mi Capitán retrocedía en el tiempo a mi lado.
El
viento formaba olas que no hacían pasar al presente indiferente. Ahora la
embarcación no las acariciaba, sino que se estrellaba contra ellas.
Mientras
la taza de aquel café temblaba vacía sobre aquel plato, miles de gotas de agua
buscaban cobijo en nuestra ropa y cabello.
Mi
Capitán intuía que el temporal empeoraría, cogió el cuaderno de abordo que había atesorado durante tantos años y donde todo
aquello que me había contado, estaba plasmado como anticipo de lo que aún me
quedaba por conocer de su vida.
Cuando
el Capitán se disponía a coger el timón, un vaivén en el presente tiró la taza
al suelo rompiéndola en mil pedazos.
La
lluvia se acentuaba, haciéndose la protagonista del momento, cada vez con más
intensidad.
El
mar estaba oscuro, enfurecido, nosotros éramos su punto de mira.
El
viento caía con gran furia en el mar envistiendo las olas hasta ahuecarlas, silbaba
en los cóncavos cilindros que salían de ellas y esparcían su espuma al morir.
Había
desaparecido el horizonte, el cielo y la tierra era una nube espesa
blanquecina. Todo agua y todo bruma.
Vi
la cara de mi Capitán y me alarmé al leer su mirada, solo entonces supe que no
todos los viajes tienen final, y aunque nosotros necesitábamos un final para el
nuestro, cabía la posibilidad de no encontrarlo.
Era
como si su mirada se despidiese de mí, sin palabras, con infinitos silencios
que llenaban su interior.
Quizás
sentía impotencia por no haber sacado aquello que en él estaba naciendo.
Tal
vez miedo a perder lo que había encontrado al lado de su Grumete.
Quizás,
gratitud a la vida por lo corto e intenso del viaje.
Fantasías
que pintaría con el color de la realidad una vez pasada la tormenta.
En
realidad, nadie puede saber lo que inundaba la mente del Capitán en aquel
momento, sin embargo, la Grumete solo sentía una cosa al cruzar su mirada con
la de él. Quería acompañarle ahora y siempre.
Aquel
hombre había llegado a su vida sin previo aviso, sin embargo, sabía que le
necesitaba.
Una
necesidad mutua que albergaban con el nombre de amistad y que a la Grumete la
empujaba a combatir cualquier tormenta por más grande que pareciese, solo por
caminar a su lado, sin tiempo, sin puerto al que aferrarse, sin rumbo, sin
temporal, solamente con la brújula de su corazón, marcando las coordenadas de
un futuro tan incierto como placentero y gratificante.
Otra
ola envistió al presente, cortando el hilo imaginario que unían sus miradas, en
cuestión de segundos, el agua comenzaba a caer fuerte, punzante, espesa, torrencial.
El mar se había apoderado de sus vidas y de su presente.
Dos rayos rajaron el corazón del mar, mientras el cielo rugía, parecía una disputa entre la fuerza de la Naturaleza.
Dos rayos rajaron el corazón del mar, mientras el cielo rugía, parecía una disputa entre la fuerza de la Naturaleza.
El
barco no pudo vencer la bravura del mar y en medio de la noche fue engullido
por aquella gran masa de agua salada.
Como
si el mar quisiera terminar aquel viaje que el Capitán había realizado años
atrás y al que él no se atrevía a poner punto y final.
El
presente se perdió en el horizonte del mismo modo que se perdió aquel buque con
Rosita, en silencio pero gritando la verdad del Capitán en voz bajita.
¿Cuantas
veces nos hemos dejado arrastrar por la marea, cansados de nadar a contra
corriente, de luchar contra temporales que nos ha ganado la batalla antes de
comenzar?
Esta
parecía ser una de ellas.
La
Grumete salió a la superficie tras varios minutos sumergida, después de sentir
el agua helada, miró alrededor de la oscuridad que la envolvía tanto por fuera,
como interiormente, llamó desesperadamente a su Capitán, pero desafortunadamente,
ni rastro de él. Tras varias horas manteniéndose a flote, enredada entre restos
del presente, no soportaba más el frió del agua.
La
sensación de hipotermia estaba a punto de inmovilizarla.
Volvió
a mirar de nuevo alrededor y vio un punto lejano a modo de luz esperanzadora,
un presentimiento la llevo a nadar con las pocas fuerzas que le quedaban hasta
aquella luz minúscula en medio de la gran oscuridad.
Al
acercarse vio que era un faro, indicándole el camino, una salida al frío
irresistible, aunque la tormenta ya había huido, no se sentía capaz de llegar a
esa luz.
El
mar quedo más calmado, la empujó con sus olas cariñosas hasta la orilla, allí
vio como el único punto de luz que había
encontrado en aquel faro, se apagaba tímidamente mientras sus ojos se cerraban.
Se había quedado dormida por el cansancio.
Mientras
tanto la vida continuaba su marcha en el tiempo, da igual donde nos hallemos,
como nos encontremos, con quien la vivamos, a donde vayamos, la vida siempre
continua hacia delante, con nosotros o sin nosotros.
La vida continúa, siempre, tienes razón Amparo, con o sin nosotros, pero niña, que intensidad pones al escribir, la misma que recibo de tus letras.
ResponderEliminarBesos linda, me agrada tu regreso
Bienvenida de nuevo Ame, en efecto continua y debemos de continuar con ella, pase lo que pase. Ese es mi cometido que mis lectores puedan sentir lo que yo siento, me alegra que te haya llegado.
EliminarBesos amiga!!!
comcordo com vc nos todos noz somos escritores pois somos uma historia ,mas nem todos tem o dom ,e quem tem ,alguns e reconhecido ,outros fica escondido ,e o meu caso sou poeta letrista ,ou uma rosa no jardim perdida ,parabems a vc nt.10
ResponderEliminarHola Maria, en verdad no son palabras, cada uno somos escritores de nuestra propia vida, solo hace falta agarrar el día a día con fuerza y dejar que nuestro corazón se deje llevar.
EliminarBienvenida a mi espacio, poetisa!!!
boa tarde
ResponderEliminarBuena tarde.
EliminarQuerida Amparo: La verdad es que metes miedo con tu novela, doy fe que aún a sesenta años de aquel histórico viaje a España, que fue realmente verídico, y del que estais haciendo una asombrosa pero cálida versión, aún yo, tu capitan en la ficción extraordinaria que escribes, yo, repito: estoy vivo. me alegras sin duda estarlo, a pesar de los achaques de la edad. A si que espero que mi grumete y amiga no se duerma y logre reencontrase con su capitán en medio del mar que parece abrazarnos.
ResponderEliminarGracias por tu novela, gracias por tu simpatía y sobretodo con tu gratísima amistad.
Besos del color del mar, muchacha...!
Federico
Bueno Federico, la tormenta nos ha jugado una mala pasada, a veces parece que tenemos toda una vida por delante y zass, todo cambia cuando menos lo esperamos, por eso hay que disfrutar el día a día, el presente, todo es incierto excepto lo que nos mueve por dentro, lo que sentimos y lo que somos.
EliminarMe alegro de estar en tu vida y compartir contigo esta novela que son parte de tus pasos, sabes que estaré contigo siempre aunque sea en un naufragio.
Espero encontrarte pronto Capitán, sin ti nada será lo mismo.
Hermoso como los anteriores capítulos aunque después de la borrasca , no sé porque me parece que puede acabar el relato , aunque puedes sorprendernos todavía con la vida en ese faro.
ResponderEliminarMe gusta tu estilo , me gusta el argumento ,me...
Besos
Querido André, gracias por estar aquí y acompañarme en este naufragio, tiene pinta de acabar aunque habrá que esperar que se esconde detrás de esa luz esperanzadora.
EliminarA mi me gusta mucho tu presencia y tu amistad.
Besos
Que fuerte es esta entrega, la bravura del mar y la vida.
ResponderEliminarTodo continua, es cierto, pero veremos como después de naufragar.
Un abrazo.
Hola Cecy, la vida en sí tiene mucha fuerza, y la Naturaleza es el mayor ejemplo vivo de ello.
EliminarEl partido no termina hasta que no termina.jajja
Un abrazo enorme
Un relato estupendo de la tormenta
ResponderEliminarInteresantes analogías
Al leer el comentario de Federico de Luque me quedo con la esperanza que el capitán sobreviva
Abrazo
Hola de nuevo querida amiga, bueno no se si lo sabes, pero Federico de Luque es mi Capitán, si el se propone encontrarme lo hará.
EliminarAbrazos
El faro al que se aferran tantas vidas verdad?, me dejas pensando que le pasó al capitán, ojalá lo haya logrado también y haya visto ese faro.... besitos linda ;) :*
ResponderEliminarHola Patty, en verdad todos los faros nos iluminan la vida y el camino, nos aferramos a esa pequeña luz cuando todo se vuelve oscuro, ruidoso y sin sentido, yo no sé donde está el Capitán, pero te prometo que hará lo imposible por encontrarlo.
EliminarOjalá se haya dejado guiar por la misma luz que el grumete.
Besos
Las vivencias de tu relato me hacen estremecer. Derrochas un mar de bellezas con tus palabras que saben relatar esos momentos.
ResponderEliminarAdelante Amparo, eres una gran escritora.
Abrazos cálidos.
Querida Amiga Genessis, en realidad es una historia basada en hechos reales, ahora somos privilegiados por volver a tener la oportunidad de revivir aquello que el Capitán siempre llevará por dentro. Gracias por tus halagos a mi forma de expresar, sin duda intento transmitir lo que yo siento.
EliminarYo no sé si soy una gran escritora, solo sé que me gusta compartir lo que siento y lo que soy, que intento hacerlo de la mejor forma posible para haceros vivirlo conmigo, pero de lo que estoy segura, es de que tú eres una gran amiga.
Un abrazo enorme
Amparo, dejaste el alma en esta entrada y se notó. Nos hiciste sentir todo eso. Espero que encuentres al capitán, porque nos has dejado con un nudo en la garganta y además tiritando. Aunque tal como especificas es real, tu narración la has hecho de una manera de verdad muy creíble. Lograste trasmitir a la perfección.
ResponderEliminarUn abrazo reparador para la grumete, para que inicie su búsqueda muy pronto y nos entregue lo que sigue.
Mi querida Sara, si que dejé mi alma envuelta en esa tormenta que me estremeció, no solo por lo poderoso y profundo del mar, sino por todo lo que mar adentro quedó y no pudo salir de la mirada del Capitán.
EliminarYo también espero encontrarle, confiemos en que si.
Recibo tu abrazo con los brazos abiertos y lo retengo con mi sueño, hasta el siguiente capítulo amiga.
Besos profundos como el mar.
Hola Amparo, buenas noches,
ResponderEliminarexcelente capitulo, en verdad voló ante mis ojos,
lo intenso del relato me hizo acabarlo con anciedad,
por un momento parecía moverse el piso...
(una aclaración pertinente, odio los barcos, y ahora más)
No vi "Fin" significa que continua, verdad?
Perdón por los anteriores, pero debo decirte que este hasta ahora es el mejor capitulo que he leido =)
Excelente viernes
un cálido abrazo
Hola Ariel, gracias por tu comentario sobre mi capítulo, me alegro de que hayas podido disfrutarlo, tanto te has metido en el papel que has decidido odiar los barcos, te diré que no siempre el mar de la vida está enfadado, cuando está en calma y surcamos sus aguas nos embriaga su belleza única.
EliminarPor supuesto que continua, y espero que tu continúes también en esta aventura compartida.
Gracias por tu apreciación.
Un cálido abrazo Ariel.
Querida Amparo, ¡cómo me llega tu novela a mí!. ¡Con qué hermosura y sensibilidad nos llevas en este presente, en este tu caminar!.
ResponderEliminarMuchas gracias querida amiga, aunque no entre cuando quiera, sí me gusta seguir cuanto escribes. Me gusta muchísimo la novela.
Besos. Rosa.
Querida Rosa, bienvenida, cada vez que vuelves a mi espacio dejas tu fragancia en el, debo decirte que es para mi un honor tenerte entre mis palabras.
EliminarGracias a ti por venir, comentar, por sentirlo y por acompañarme en mi caminar diario.
A mi me gusta muchísimo tu compañía.
Besos
Preciosa va tu historia! Cuanto sentimientos plasmas cuando escribes. Te felicito!!
ResponderEliminarGracias por tus palabras Marilyn, siempre han sido importantes para mí, me alegro de que estés conmigo en este naufragio.
EliminarBesos
Estoy recien conociendo este mundo de los blogs, encontre el tuyo y me encanto como escribes.
ResponderEliminarCuando tengas un tiempito puedes leer el mio.
Besos
http://historiarealdecarmen.blogspot.com.ar
Bienvenida al mundo blogger Carmen, y por supuesto a mi espacio, un refugio donde me suelo resguardar cuando el tiempo no sopla a favor.
EliminarGracias por estar entre mis seguidores y por degustar mis letras.
Iré a verte en cuanto pueda.
Besos
Hola Amparo, precioso capítulo; me encanta con la sencillez y sensibilidad con que escribes. ¡Enhorabuena! y gracias por regalarnos este relato tan magníficamente narrado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Manuel por volver a mi espacio y regalarme tus palabras.
EliminarUn abrazo
Con este capítulo me ha venido a la mente la imagen del Titanic. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Lobezna, si te digo un secreto, yo también me acordé de Rose, la protagonista de Titanic.
EliminarUn abrazo
Muy buen capitulo, lleno de emoción te mando un beso y sigue escribiendo
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