El
Capitán miraba fijamente hacia el horizonte, estaba tranquilo, sereno, aunque
algo le azotaba el alma como las olas azotan las rocas. El Grumete le miraba y no sé muy bien porqué, le
inspiraba una profunda seguridad, una sensación de serenidad que penetraba por
cada poro de su piel, del mismo modo que lo hacía la brisa en su cabello.
La
embarcación descansaba, varada, solitaria en medio de la inmensidad del mar,
sin más ojos que la mirasen que los de la luna clara, que dejaba caer el
brillante manto de color plata a modo de estela sobre la mar que estaba en
calma.
Esta
quietud invitó al Capitán a sacar lo que le arañaba el alma, de modo que
decidió ir a cubierta a comunicarse con sus amigas las estrellas…
Al
Capitán le encantaba escribir, reflejar en cada momento como se sentía y sacar
a través de las palabras aquello que no siempre podía expresar.
Con
el viajaba un cuaderno de abordo donde plasmaba vivencias, sentimientos,
sueños, deseos, todo aquello que sus sentimientos experimentaban, lo escribía
en aquel cuaderno que cada día llenaba con versos y más versos…
Ahora
también plasmaba lo que cada jornada le deparaba en esta travesía única, donde
posiblemente encontrarían las riquezas que estos dos soñadores salieron a
buscar, porque siempre se busca algo aunque no sepamos con certeza el qué, sin
embargo cuando lo encontramos comprendemos que aquello nuevo que entró a
nuestra vida lo necesitábamos y ahora ya podemos desprendernos de otras cosas.
Tal
vez al embarcarse en esta aventura apasionante se preguntaban ¿cuál era el
verdadero sentido de su rumbo?, o tal vez, de algún modo extraño lo sabían,
pero no obstante, la llamada de lo desconocido lo hacia aún más interesante.
Aquella
callada noche mientras el Capitán hablaba a las estrellas y rellenaba el cuaderno
con versos se sorprendió al ver que no estaba solo en cubierta.
-
¿Qué haces
levantado a estas horas? – le preguntó casi susurrando su Grumete.
-
¡Ya ves! No podía
conciliar el sueño y me decidí a salir a cubierta a cambiar de aires y a lanzar un mensaje en una botella.
-
¿Y cual es el
mensaje?
-
Bueno, cuando uno
lanza un mensaje en una botella al mar, es como cuando ves una estrella fugaz
en el firmamento y le pides un deseo….si lo cuentas no se cumple.
La
cara del Grumete sí que era un verdadero poema, con su respuesta el Capitán le
había dejado claro que no le contaría de que se trataba, sin embargo, infinidad
de posibilidades naufragaban en forma de suposiciones dentro de aquel Grumete
con ansias de navegar en el pasado de su Capitán.
El
Capitán lo notó y por alguna extraña razón, que aún se desconoce en aquella
embarcación, el Universo conspiró para que él se sincerase con ella y le
contase aquello que yacía en el fondo de sus pensamientos.
¡Acomódate!
– dijo el Capitán sonriendo con tranquilidad – será una noche larga.
-
¿Me vas a contar
como has llegado hasta aquí? – dijo la Grumete sorprendida.
-
¡Así es! ¿Quieres
escucharme?
-
¡Por supuesto! Aunque
me extraña que confíes en alguien desconocido para ti.
-
Confié en ti
desde el día que me embarque en esta aventura, no me preguntes porqué, pero
creo que siempre te estuve buscando, y al fin te encuentro, ¡Sí, estoy seguro
de que encontré lo que siempre he buscado!
Los
ojos de aquel Grumete brillaban de emoción, pues sabía que aquello que el
Capitán le iba a contar, también era importante para ella, pues la confianza
del Capitán la hacia sentir importante, útil, necesaria en aquel momento y para
aquella persona.
Se
sentía un faro en medio del mar de la vida del Capitán, un faro que ahora
iluminaba esos tantos momentos de soledad, esas tempestades que el Capitán
había tenido que atravesar.
Un
faro desde el cual podía mirar atrás y repasar esos nudos navegados… Era hora
de hacer inventario de su vida, y compartir lo bueno y malo de sus vivencias
con su Grumete al cual ya estaba cogiendo cariño.
Sentados
en la cubierta de aquel presente, bajo la protección de la luna y las
estrellas, el Capitán se dejó llevar por la marea de seguridad que le aportaba
el Grumete y le contó de su vida.
-
Mi padre era de
España, pero viajó a Argentina cuando apenas tenía 2 años, así que soy argentino.
-
¿Cuántos años
tienes? Interrumpió la Grumete
-
¿Acaso importa? –
dijo el Capitán con aire de misterio.
-
No, no importa –
contestó la Grumete.
Verás,
nunca te intereses por algo que no cambia en nada las condiciones del presente,
es tiempo perdido, a veces no es bueno saber demasiado, lo único que importa es
hacer lo que queremos en el momento que queremos. Te estoy contando de mi
historia y sin embargo sé que no lo necesitas, porque me conoces más de lo que
tú misma piensas, sin embargo quiero contártela, de modo que no importa el
tiempo que a pasado para llegar hasta aquí, importa el tiempo que naveguemos
juntos de ahora en adelante.
Su
grumete sonreía con tranquilidad, pues el Capitán había afianzado su confianza
en él con sus palabras, disipando así las ansias por saber de la muchacha.
Mi
padre era Ingeniero y mi madre Escritora, escribía poemas como yo, dicen que de
tal palo tal astilla, heredé de ella su amor por los sentimientos y toda forma
de expresarlos.
-
¡Pensé que eras
marinero! – exclamó sorprendida.
-
¡Marinero!
¡Escritor! Acaso importa lo que seamos ante los demás, importa lo que seamos
para nosotros mismos, importa como nos vemos y lo que sentimos…
El
Capitán sonreía sin quitar los ojos de la mirada de aquella Grumete.
Aunque
todo este tiempo lo dediqué a viajar en las aguas del mar, me considero
escritor de mi propia vida, pues mis mejores viajes los hice en el tiempo, mi
imaginación me ha varado en muchos puertos que con un barco hubiese sido
imposible llegar.
Navegué
en cada verso, en cada palabra, en cada coma que separó un suspiro del
siguiente…
Al
Capitán se le iluminó la cara y el Grumete no pudo contenerse.
-
Entiendo Capitán, sé lo que es dejarse llevar por la corriente de emociones que
peinan como brisa nuestra alma, navegar sin rumbo en esas sensaciones que nos
hacen sentir libres y dibujan nuestro horizonte, que nos voltean hasta sacar
nuestro yo más sensible y entregado.
Naufragar
en esos sentimientos que a pesar de parecer olvidados, la marea de los
recuerdos, los traen a nosotros como si fuesen olas que empapan nuestro
corazón…
-
¡Caramba muchacha! Veo que amas el mar y que a pesar de no haber embarcado
antes, todo este tiempo has navegado por el mar de la vida y además en la misma
dirección que yo.
Ambos
sonreíamos con complicidad pues sabíamos que a pesar de ser dos desconocidos,
teníamos en común muchas cosas, una de las más grandes que nos unían, era el
amor por esa profunda inmensidad de agua salada que nos rodeaba y que para los
dos era especial.
El
Capitán volvió su vista hacia el agua tranquila del mar, dejó su vista en el
espejo del pasado y continuó con su historia, mientras me daba pinceladas de lo
que era para él el mar….
El
mar es grande, tan grande como el Universo, lo misterioso de la travesía, tan
grande como la incertidumbre del que no conoce el misterio, pero la grandeza
del emprendedor se hace viento para soplar las velas del presente, de nuestro
presente.
¡Rema,
rema! Que el horizonte será nuestra próxima parada.
Me voy a gobernar un cuaderno de esos yo también. Buen finde. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchos de nosotros deberíamos de tenerlo, imaginas?? un sitio donde plasmar eso que no nos atrevemos a decir.
EliminarGracias por tu comentario.
Un abrazo
Hola Amparo maravillosa entrada, tus historias son increíbles te trasporta en el tiempo y da la sensación de estar dentro de la historia
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Hola Lola, maravillosa visita, gracias por hacer mías tus historias, es otra manera de vivirlas y compartirlas, es otra forma de hacerlas realidad.
EliminarBEsos
Querida Amparo:
ResponderEliminarRealmente ya he leído varias veces este hermosísimo capítulo de nu novela del mar, me asombras, me dejas sin palabras, es la primera vez que me pasa esto, muchachita... y me apasiona la lectura de tu novela... finalmente ese Capitán ha encontrado a su grumete después e largo tiempo de sólo escribir poemas en ese cuaderno... y sabes algo Bonita...? no te abandonara mientras viva y aún después... A ambos los apasiona el mar!...
Te voy a seguir por toda a aventura del mar y de la vida, muchacha querida... llevas en la sangre algo de mi, de mi forma de ver y vivir las palabras...
Estoy algo cansado hoy y dejaré por ahora este comentario inconcluso, al menos hasta que pueda reaccionar debidamente ante la exactitud y belleza de tu relato... Gracias amiga, un beso del color de ese mar que nos rodea y nos abraza...!!!
Federico
Querido Federico, gracias por tus palabras sobre mi novela, tu novela, se que ese capitán no me abandonará, de eso estoy segura, nuestra amistad es como ese mar que nos apasiona, inmenso.
EliminarEspero seguir sorprendiéndote en futuros capítulos.
Besos verdes
Impresionante relato, me agrada leerte porque trasmite paz.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Gracias Fus, trasmitir paz en los tiempos que corren es un elogio exuberante que me deja caos, me alegro de que esa sea tu sensación.
EliminarUn abrazo
Hola amiguita. No me has perdido aquí me tienes de vuelta Estoy regresando. ya un poco recuperado.
ResponderEliminarTuve que leer los dos capítulos para ponerme al día. Encuentro en esta historia de mar un horizonte mecido entre mar y cielo donde los deseos y necesidades de cada personaje quedan expuestos sobre la espuma de las olas. Seguiré tus entradas con entusiasmo.
Besos
Hola Daniel, me alegro de tu regreso y sobre todo de tu mejoría.
EliminarMe alegro que te hayas puesto al día con los capítulos, lo que más me gusta de ti es que logras captar lo que muy poca gente, esas necesidades que mueven el mundo y mi blog, como espuma que se diluye de una entrada a otra.
Gracias por formar parte de mi blog.
Besos
A veces nos abrimos a quien no conocemos, es un instinto.
ResponderEliminarY suele suceder que quien escucha nos aporta mucho, aunque sea con su silencio.
Amparo, el escritor y el marinero tienen en común una vida de quietud, silencio, observación y meditación.
Sigamos rumbo al horizonte haciendo sitio a lo nuevo :)
Un abrazo
Hola Verónica, es cierto que a veces utilizamos ese instinto que nos viene cargado de cosas buenas en la vida, nos permite conocer y nos da a conocer gente importante que merecen la pena y que transitan con nosotras por este mar.
EliminarTienes razón, sigo junto a ese marinero observando y meditando en completa quietud.
Sigamos rumbo pues a ese horizonte!!!
Besos
Hermoso transitar por el mar entre cuadernos y letras. Los personajes tienen historias que contar y compartir.
ResponderEliminarApasiona leerte querida Amparo.
Abrazos y una feliz semana.
Hola Genessis, es hermoso también tenerte de nuevo aquí y regocijarme en tus palabras....
EliminarAsí es, tienen historias que contar y compartir, mientras esa necesidad dure, hay esperanza de seguir por aquí.
Abrazos
Otra vez embarcadas ahora en una aventura sin fronteras, que lindo cuando leí lo del faro me emocioné mucho :) un besote preciosa muá ^.^
ResponderEliminarHola Patty, otra vez embarcadas en una aventura sin fronteras, me alegro que me acompañes allí donde la vista se pierde y el horizonte renace para seguir con el curso de nuestra vida, los faros tienen historia en mi vida, es una de las razones por las que me enganche a tu blog, claro eso era antes de conocerte a ti, jjaj
EliminarUn besazo
Muy bueno!! Escribes precioso!
ResponderEliminarun abraxo!
Hola Marilyn, gracias por embarcarte en esta aventura conmigo.
EliminarTu tienes un interior precioso!!
Un abrazo
Hola Melodi, encantada de tenerte por aquí, me alegro que te haya gustado mi blog tanto como para quedarte, gracias por tus palabras.
ResponderEliminarIré a conocerte, en efecto es de los pocos métodos que tenemos para darnos a conocer.
Un abrazo desde Jaén
Hola Amparo, dialogo de filósofos. Voy al siguiente
ResponderEliminarHola Lapislazuli, El Capitán y el Grumete tienen algo en común, el lenguaje espiritual, no todo el mundo puede descifrarlo, aunque se que contigo no es el caso.
EliminarBesos
Cierto, el presente es un imperio que a veces dejamos de lado por pensar en el futuro. Y mira quien lo dice un Capitán, que va siempre esperando llegar, (supuestamente).
ResponderEliminarLindo se pone tu escrito.
Un abrazo.
Hola Cecy, Aunque un Capitán siempre mira el horizonte hasta hacerlo su objetivo, sabe disfrutar del presente y de la buena compañía sobre todo cuando ha sido tan buscada.
EliminarGracias por estar aquí de nuevo.
Un abrazo
Interesante capitulo. Muchas veces alguien desconocido es lo mas semejante a uno mismo. Navegemos en el nae de la vida. Besos
ResponderEliminarBueno Alicia, es cierto que a veces alguien desconocido nos descuadra y en el encontramos esas respuestas que fue imposible encontrar antes. Eso solo es posible cuando tenemos mucho en común con esa persona aunque no lo sepamos.
EliminarGracias por navegar a mi lado, en mi rumbo....Disfruta la travesía!!!
Amparo te felicito por expresar un relato tan profundo y tan interesante que lleva a la reflexión. Me está gustanto muchísimo.
ResponderEliminarMuchos besos. Rosa.
Gracias Rosa por sumergirte en mis palabras y dejar que esta brisa de sensaciones no te sea indiferente.
EliminarGracias por estar aquí.
Besos
Hola Amparo,
ResponderEliminaraprovecho que tengo un tiempito y parece que entran los comentarios...
mmmm se está poniendo mas que interesante...
a seguir navegando =)
bonito domingo
besitos
Gracias Ariel por pasar tu tiempo a mi lado, es un privilegio tenerte por aquí, espero que disfrutes y me alegro que ya entren tus comentarios en mi blog.
EliminarBesos