Papá era muy complejo, cuando quedaba
callado era motivo suficiente para preocuparse por sus posibles pensamientos al
respecto, Javier y yo salimos de la consulta con la sensación de haber ganado
la batalla, habíamos descargado la presión, el miedo que nos producía el hacer
a papá participe de nuestros sentimientos en común, sabíamos que su silencio
era su oposición si expresar pero igualmente la aceptábamos.
Conocía a papá más que a mí misma,
sabía que su corazón estaba de acuerdo con mi felicidad, deseaba abrazarme con
todas sus fuerzas para compartir mi felicidad, sin embargo sus principios no le
dejaban disfrutarla conmigo.
Papá estuvo dos meses sin mediar
palabra con nosotros a no ser que fuese extremadamente necesario, evitaba las
miradas y las sonrisas, mientras tanto Javier y yo disfrutábamos nuestro amor
delante de todo el mundo, y mucho más delante de él, queríamos que entendiera
que merecía la pena para nosotros y que necesitábamos que mereciese la pena para él.
Javier vino a vivir de nuevo a casa,
su cuarto se situaba junto al mío, lo cuál nos tranquilizaba a la hora de
dormir, a pesar de que ya habíamos estado juntos, papá no lo sabia, y no
queríamos que se sintiera peor de lo que ya se sentía, por ahí jamás colaría
papá, decidimos renunciar a compartir las noches, recuperábamos ese tiempo de
día, sabíamos que estábamos cerca el uno del otro, la presencia de Javier me
estaba facilitando la realización de muchos de mis sueños, era el portador de
mi felicidad.
Al parecer Carla se había convertido
en un recuerdo grato pero difícil de conservar. Javier no hablaba de ella
aunque a veces necesitaba su espacio para estar en soledad. Yo lo respetaba sin
necesidad de perturbarme, al fin y al cabo yo era su presente y ocuparía un
gran puesto en su futuro, pretendíamos contraer matrimonio.
Mantuvimos casi 4 años de noviazgo en
los que Javier se mostraba ilusionado, cariñoso, comprensivo, entusiasmado, y
era bastante gentil, yo intentaba disfrutar al máximo de lo que me ofrecía su
amor que para mí no era poco. El tiempo se propagaba más rápido que el sonido, mi
corazón agolpaba recuerdos y momentos muy gratos compartidos junto a él,
momentos en los que me hubiese gustado congelar el tiempo y emborracharme de
esas sensaciones que me hacían sentir plenamente feliz.
Quedaban solo tres meses para la
boda, supongo que papá comprobó que mi felicidad estaba junto a Javier, jamás
me había visto tan ilusionada y feliz desde que mamá murió, por fin aceptado a
Javier como su yerno olvidándose parcialmente que era su sobrino, le costó
hacerse a la idea pero se trataba de la felicidad de su hija, lo único que le
quedaba, de modo que no podía permitirse el lujo de perderlo por una oposición
que no nos haría desistir de nuestro amor. Él sabía lo que era estar enamorado,
tuvo la posibilidad de descubrirlo de la mano de mamá, sabía que en el corazón
no se manda. No quería que su oposición enturbiara la felicidad que sentía.
Varias veces habíamos pensado en
marcharnos de casa para iniciar nuestra propia vida, papá se negó, estaba claro
que por ese aro no iba a colar, se negaba a renunciar a mí, de modo que
decidimos quedarnos en agradecimiento al apoyo que finalmente nos manifestó. La
casa era lo suficientemente grande para vivir todos, allí estaría Niebla, Nana,
el mar, mi interior se negaba a renunciar a todo lo que siempre había tenido
aunque si hubiese sido necesario lo hubiese hecho sin lugar a dudas.
Afortunadamente Javier se mostraba
complaciente conmigo, velaba por mi bienestar, sabía que quedándome lo tendría.
La boda fue lo más sencilla posible, se llevó a cabo al aire libre, junto al
laurel del jardín que a mamá le encantaba, allí, en el vientre de mamá, había
descubierto mis primeras caricias, había recibido el cariño maternal que me
había sido arrebatado al nacer. Solo asistieron papá, Nana, y el papá de Javier
como invitados de honor. El sacerdote que ofició la ceremonia era invitado
primordial, y por supuesto nosotros. Niebla era invitada indirecta aunque bien
recibida. El viento se encargó de divulgar a todos los alrededores el paso que
estábamos dando, tras darnos el sí quiero recibimos la enhorabuena de todos los
presentes, elevé mi vista al cielo y a pesar de que estaba limpio, que no había
ninguna estrella que fuese alcanzada por mi vista, yo sabía que mamá estaba allí,
observándonos, sonriéndonos. No podía percibir ninguna estrella porque la luz
del sol las cubría, pero podía sentirla, podía imaginar su sonrisa, podía
sentir su beso de felicidad al verme, recordé que papá salía al mar en busca de
ella cuando quería sentirla más cerca, al fin y al cabo, el mar para mí era el
reflejo del cielo, un cielo en el que ella se encontraba. Levanté mi vestido
ligeramente por la parte delantera y me alejé en busca del mar, portaba el ramo
de rosas frescas que me había acompañado durante el evento, lo besé y lo lancé
tan lejos como pude, mi corazón le encargaba a las olas que se lo llevaran lo
antes posible a mamá. Antes de darme la vuelta, mamá ya lo había recibido
porque sentí como me abrazaba en silencio mientras mis lágrimas brotaban
lentamente.
Celebramos el enlace en el salón de
casa, debido a los pocos invitados era el sitio perfecto, fue algo sencillo
aunque se prolongo toda la noche, al día siguiente comenzó nuestra luna de
miel, nadie supo donde nos íbamos, excepto Niebla, sin duda lo intuía, aún así
ella no podría hablar.
Pasamos dos semanas y media en el
manantial, una tienda de campaña era nuestro nido de amor, la habíamos montado
junto al agua, no habíamos podido escoger un sitio mejor. Allí nos habíamos
reencontrado, nos habíamos dado la oportunidad que no estábamos dispuestos a
desaprovechar. Creo que Nana sabía que no estábamos muy lejos porque le
habíamos vaciado la despensa llevándonos las conservas que encontrábamos a
nuestro paso, fueron dos semanas en las que tuvimos la oportunidad de agrandar
lo que ya sentíamos, de conocernos más, de compartir sueños, de confiar, de
desear y de admirar a la otra persona, pero sobre todo tiempo para hacer planes
de futuro que aunque nuestro corazón quería vivirlo lentamente, nuestra mente
no podía evitar hacer castillos en el aire. Nos dedicamos exclusivamente a
hacernos felices, a pensar en cómo complacer al otro, a cumplir los objetivos
del otro mirándonos desde nuestra propia piel.
Bastaron solo siete meses desde
nuestra boda para plantearnos la posibilidad de tener un hijo/a, ambos
deseábamos que nuestro amor diese los frutos de lo que ya no se podía expresar
con palabras, a decir verdad yo estaba más ilusionada con la idea, a Javier le
daba pánico volver a empezar de nuevo, no saber educarlo, no poder cuidarlo en
un momento dado, yo sin embargo sentía más miedo a la hora de pensar en el
parto, lo demás intentaba dejarlo en manos del tiempo.
Era normal que Javier contase con la
desventaja de haber visto la paternidad de mano de su padre, desde que tenía
uso de razón, el problema de su padre siempre le había afectado, quizás le
había educado de forma que pensara que un hijo no es tan importante, sin
embargo para mí, era lo principal.
Logré convencer a Javier de que lo
nuestro sería diferente, no podía olvidar que había perdido el fruto de su amor
con Carla, él sí había experimentado lo que era ser papá por un día, por unas
horas, después lo había perdido todo.
Pasaron los meses, mientras tanto
intentábamos decidir si tendríamos el bebé o no, queríamos llevar una vida
normal aunque la conexión ente nosotros estaba empezando a fallar, discutíamos
sin motivos aparentes, nos lo recriminábamos todo, la posibilidad de tener un
bebé se estaba convirtiendo en un obstáculo entres los dos, el deterioro de
nuestra relación junto con los intentos por quedarme embarazada hicieron que
renunciásemos a la idea de ser papás.
A la semana siguiente mi ánimo era
fatídico, no tenía ganas de nada, me mareaba el solo hecho de levantarme de la
cama, los olores se acentuaban para mi olfato, Nana me llevó una taza de caldo
caliente a la cama, según ella resucitaría a cualquiera, menos a mí claro, mis
ansias de vomitar eran tan grandes que la boca se me hacía agua constantemente,
Nana me propuso la idea de que tal vez estuviese embarazada, yo descarté la idea de inmediato, llevaba casi
siete meses intentándolo sin éxito alguno, ya habíamos desistido de la idea de
ser padres, era imposible.
Nana insistió en que me hiciera un
chequeo para salir de dudas, yo la complací con la certeza de que daría
negativo.
Mi rostro se sorprendió al leer que
el test de embarazo había dado positivo, no sabía como decírselo a Javier, él
ya no quería tener ese bebé, aunque nuestras precauciones sexuales habían sido
escasas últimamente me aterraba la idea de que pensase que no sería suyo.
No sé como me sentía exactamente, a
veces creía que estaba contenta, de pronto descubría que estaba triste, los
deseos de Javier eran órdenes para mí y él no quería tener bebés. Salí de la
consulta para encontrarme con él, aguardaba en la sala de espera, no me dejó
que le dijera nada, me dio un beso en los labios, su cara estaba rajada por una
sonrisa sincera, ya lo sabía, aunque no sé como se pudo enterar. Fuese por el
motivo que fuese me había ahorrado a mí el mal trago de decírselo, nunca pensé
que se lo tomaría de ese modo.
A medida que pasaba el tiempo me
sentía peor, para mí vomitar al levantarme era tan necesario como lavarme la
cara o peinarme, mi cansancio se producía por cualquier motivo, por nada y por
todo, perdí bastante peso del cuál no disponía, mi cuerpo iba tomando formas
diversas, parecía que el bebé le soplaba a mi tripa consiguiendo inflar mi
barriga como si de un globo se tratase. Javier estaba loco de contento, la
experiencia le estaba durando más de un día y auguraba que finalmente
disfrutaría del desenlace.
Javier cambió bastante pero para
peor, estaba demasiado ocupado con el futuro bebé a pesar de que aún no le
conocía, yo había pasado a un segundo plano en sus prioridades, el cariño que
recibía era escaso, necesitaba mucho más, aunque no podía obligarle a que me lo
diera, para que me sirviese tenía que salirle de forma natural, espontánea,
desinteresada. Afortunadamente en todo ese tiempo no me faltó el apoyo y el
cariño de mi Nana, se preocupaba tanto por mí que sentía que no necesitaba a
nadie más a mi lado. Aunque yo echaba de menos a Javier.
Experimentaba sensaciones que no
podía compartir con nadie, ni siquiera con mi Nana, eso me ponía triste, ahora
entendía por qué mamá lo hacía con el laurel, pretendía que a mi bebé no le
faltase cariño bajo ningún concepto, además de ofrecerle el mío le transmitía
el que los demás me daban, incluido el de Nana.
Javier estaba tan metido en su
burbuja que no se ocupaba del entorno que le rodeaba, cada vez que hablaba
conmigo era para exigirme de algún modo que tenía que darle un hijo varón,
según él era mejor que una niña, a mí me daba igual el planteamiento que le
llevó a esa conclusión, yo sólo quería complacerle, hacerle feliz, quería que se
sintiese orgulloso de él y de mí. Siempre le impuse que en el momento del parto
estuviese a mi lado, quería que lo viviese al igual que yo, nunca me dijo que
no, pero tampoco me confirmó que lo haría, no fue necesario, mientras dilataba
no dejó de ponerme nerviosa ni un solo instante, tardé ocho horas, si para el
fueron interminables, para mí eran el infinito. Nunca supimos lo que
tendríamos, siempre que me practicaban una ecografía no se veía el sexo del
bebé, lo cual nos llevó a mantener la esperanza de que fuera un niño hasta el
último momento.
Cuando pensaba que carecía de
fuerzas, cuando mi único deseo era abandonarme a la voluntad de Dios, la última
contracción apareció en mi vida, los deseos de empujar que sentía mezclados con
las ganas de ver a mi bebé hicieron posible su nacimiento, esa era la última de
tantas y tantas horas de espera, mi bebé estaba en el mundo, la matrona lo
apoyó de espaldas a mí, sobre mis piernas, no alcanzaba a verle bien, había
nacido muy sucio, Javier que permanecía al lado mío no pudo evitar asomarse
para saber el sexo.
-¡Es una niña! – me afirmó.
La semana que viene (Capítulo XI)
Bueno. finalmente llegó la hora no podía ser de otra manera. Cualquier otro resultado nos hubiera contrariado a quienes seguimos esta historia. En mi caso particular me gustan los relatos donde no cabe el "fueron felices y comieron perdices" Pero este tuyo es una excepción a la regla por su frescura y originalidad.
ResponderEliminarYa son tres en la nueva familia. Veremos que pasa
Un ramo de besos para vos
Gracias Daniel por tu pronta visita de nuevo para seguir mi novela, aún no fueron felices del todo, habrá que esperar, tal vez sea uno de esos finales que te gustan. Ya son tres!!!
EliminarGracias por dar color a mi espacio y entregarte en tus comentarios, nos leemos.
Un beso
Queridas Amparo y Laura:
ResponderEliminarLas felicito a ambas (aunque si se trata de la misma personita, como creo, la felicitación es doble), y lo hago puesto que de ambas intuyo y pruebo la ternura que a ambas las adorna.
Me alegra ser, Amparo querida, el autor del primer comentario del capítulo X de tu novela.
Te mando un beso y el ruego que veas la respuesta que acabo de darte en mi blog "POEMAS"
Un tierno beso, muchachita del alma
Federico
Mi gran amigo Federico, haces bien en no saber que llamarme, pues a veces yo misma llego a confundirme, somos tan parecidas.
EliminarEres el segundo en comentar pero te diré que para mi el primero es aquel que estoy leyendo y ahora estoy contigo, por la tanto estas en cabeza. ja ja
Leí tu respuesta en tu blog de poemas, y no solo la leí, sino que decidí adornar mi blog con ella y dar una oportunidad a esa gente que aun no te conocen.
Gracias por dedicarme tan bellos poemas. Es un privilegio. Algo delicioso como tu dices!!
Un beso enorme Federico.
Me parece un relato muy bien contado, sencillo y muy tierno.
ResponderEliminarUn abrazo, Amparo.
Hola Ohma, me alegro de verte por aquí y sobre todo de que te guste lo que lees, en realidad es así, tan sencillo como la vida misma, no hay mejor base a la hora de escribir que las propias experiencias mientras de vez en cuando vuela la imaginación.
EliminarUn abrazo y hasta el próximo.
Se precipitaron los acontecimientos, todo sobre rieles... gozándonos a la par de Javier y Laura. Ahora son tres vidas que engalarán los siguientes episodios.
ResponderEliminarQué insaciable....ahora que terminé de leerte Amparo, ya estoy a la espera del siguiente.
Un abrazo wapa y
que tengas un lindo finde....
Bienvenida de nuevo mi querida Genessis, se precipitaron los acontecimientos, estaban tan seguros de lo que sentían, que en el más mínimo empujón que la vida les ha dado se han tirado al vacío sin red, sin miedos.
EliminarTu apetito sobre mis letras es algo que me halaga pues incentivas mi ilusión por continuar.
Un abrazo enorme, tuve un finde fantástico en familia, espero que tu semana este yendo sobre ruedas.
Hola Amparo este capitulo este lleno de ternura y tristeza, en la realidad siempre se entrecruzan.
ResponderEliminarMuy bien relatado, habrá que esperar el próximo
Un abrazo con mis felicitaciones
Hola Lapislazuli, este capitulo es especial, pues se enfrentan a todo con la mejor arma, sus sentimientos, sin importarles demasiado la opinión a pesar de que para ellos es importante, finalmente al resto solo le queda ceder y disfrutar de esto que sienten, algo tan fuerte que el mejor regalo de la vida ha sido sin duda esa niña, pero habrá que esperar....
EliminarUn abrazo, y gracias por tus felicitaciones.
Y parecía que todo terminaba con el matrimonio...pero no, veo que es una historia con una linda trama.
ResponderEliminarHasta pronto, Amparo.
Siempre hay un después, solos o en compañía, y Laura me pidió a voces compartir un poquito de ese después con vosotros. Sabia que lo necesitabais.
EliminarHasta pronto Luna.
Hola Amparo!!
ResponderEliminarAcabo de leer los dos últimos capítulos...y son increíblemente emocionantes, qué capacidad tienes para escribir esas sensaciones,esos sentimientos que siente Laura,esas dudas de Javier, su necesidad de sentirse en paz consigo mismo ante lo que siente por Laura,me han gustado mucho y por fin han dejado atrás sus dudas para enfrentarse a su vida en común, con el beneplácito de Nana(estaba claro) y de su padre, que prefiere ver a su hija feliz ante todo y ahora después de las dudas para ser padres por fin ha nacido una niña,jaja, se lo tomará Javier tan bien como cuando supo que estaba embarazada??
Espero la siguiente entrega...aunque no pueda leerlo enseguida en cuánto tengo tiempo estoy aquí para meterme en tu historia de amor, un amor grande entre dos personas, salvando todos los obstáculos como debe ser ante su amor.
Gracias cariño por tu comentario y por estar ahí!!
Y gracias por esa luz que nos das,gracias a ti por hacerla realidad, pues sin ti habría una llama apagada,te mereces todos esos seguidores y más, aunque como dices (soy de la misma opinión) no importa la cantidad,lo importante es la calidad humana de quienes nos leen y de eso no tengo ninguna duda.
Un fuerte abrazo guapísima!!!!
Querida Estrella!! gracias por tus palabras, me tratas como una escritora de verdad y eso hace que me lo crea al menos mientras leo tus palabras, me gratifican mucho de verdad, emocionante son tus comentarios que los llenas de sentimientos y sinceridad y te entregas absolutamente, eso es lo más importante y lo que nos acerca cada día mas. No sabemos como se lo tomara, pero que pasará con Laura???
EliminarMi entrada te estará esperando con la misma ilusión que el primer día, gritándote en mis palabras y gozando de ver como lo vives.
Sin duda vosotros encendéis esa luz en mi camino, yo simplemente intento mantenerla lo mejor que puedo, de la única forma que se, siendo yo misma.
Un fuerte abrazo mi querida amiga.
Amparo, sigo totalmente interesada en esta novela que haces que en cada momento se lea con mayor detenimiento. Te felicito, pues es una buenísima novela.
ResponderEliminarBesos. Rosa.
Gracias Rosa por permanecer agarradita a mis sentimientos, por enredarte en las vidas de Laura y Javier y por vivir con emoción cada momento de sus vidas.
EliminarGracias por estar aquí, gracias por ser parte de mi entrada, pues con tu comentario contribuyes a que mis palabras tomen forma.
Besos, Amparo
Un bonito capítulo :) casados, y con una pequeña. Muy emotivo el gesto del ramo, me ha encantado. Umm.. ¿que nombre pondrán a la niña? ¿Como su abuela quizá?. :)
ResponderEliminarHabrá que esperar a la próxima semana.. ;)
Un beso Amparo, buen fin de semana.
Gracias Oscar, a ver cuanto dura la felicidad, nada es eterno así que esperemos que puedan paladear estos momentos hasta llevarlos al extremo de la máxima felicidad.
EliminarHabrá que esperar a la próxima semana, mientras ese ramo de deseos viaja por el mar de la vida buscando la sonrisa de su madre, alguien que jamás le falta a pesar de no estar con ella.
Un beso Oscar, y gracias de nuevo por volver y comentarme.
Amparo!
ResponderEliminarEs hermoso leerte, seguir las líneas del relato y la profundidad de los contenidos!
Estaré esperando...
Besitos azules desde mis bahías...
Todo un privilegio Algamarina, un privilegio que hayas surcado tus mares y dejado tu playa para venir a mi espacio y dejar tus palabras como estela que dibuja ese paso por aquí.
EliminarEs hermoso volver a verte por aquí, hasta la próxima semana.
Besos
Hola Amparo, gracias por seguirme, es un honor viniendo de ti pues te he leído en alguna ocasión, y también he visto tus comentarios en otros blogs y la verdad que me han gustado mucho. Me gusta como escribes y lo que respondes, alguna vez he hecho mención en el blog de Daniel o en el tuyo no estoy segura.pero lo haces con determinación y soltura y muy real.
ResponderEliminargracias por compartirlo.
un abrazo.
Hola Azul, gracias por volver, me gusta que te guste mi forma de escribir y mis comentarios, pues en realidad te estoy gustando tal y como soy, y no hay nada mas gratificante que la gente del entorno nos acepte por lo que somos y no por lo que tenemos ni podamos llegar a ser, intento ponerme en las situaciones en las vivencias, es tan sencillo como poner un micrófono al corazón y dejarlo que se exprese. Sin duda lo que expresa es real, MI REALIDAD!!!
EliminarUn abrazo
Amparo, ya veo que eres muy popular y una gran escritora, te felicito por tu don. Por que para escribir así hay que ser muy especial.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias Universo, tus palabras me abruman, cuando te entregas en el papel, jamás piensas la transcendencia que ello puede tener ni como repercute a los demás, sin embargo es un puente para que te conozcan y sepan quien eres en realidad, me alegra que me veas así, es un privilegio.
EliminarGracias por tu llegada a mi espacio, me gustaría verte más seguido.
Un beso enorme
Gracias por tu visita Amparo, estuve paseando un tiempito por tu espacio y me agradò mucho, vendrè a visitarte en la medida en que el tiempo me lo permita.
ResponderEliminarTe sigo y te dejo un abrazo y mi agradecimiento por compartir la luz, que siga brillando siempre!
Gracias Adriana, bienvenida a mi espacio, pasea cuantas veces quieras, esta es tu casa también, espero que disfrutes en cada una de tus visitas como lo has podido hacer en esta.
EliminarVosotros sois quien me ilumináis, Besos
Preciosos tus relatos, tienes madera de escritora...
ResponderEliminarun beso
Gracias Teresa, tu tienes madera de buena lectora.
EliminarUn beso
un canto a la vida!
ResponderEliminarsaludos
Gracias Omar, encantada de verte por aquí, gracias por quedarte, espero verte mas seguido.
EliminarSaludos
Hola Amparo, te confieso que apenas he tenido tiempo para leer el último, me gusta la forma en que hilvanas la trama, el lenguaje diáfano y sencillo con el que escribes, definitivamente una historia de vida, que intentaré leer desde el principio, para poder llegar al seguro muy buen final.
ResponderEliminarTe dejo mi fraterno saludo.
P.D: Gracias por dejarme ver a Federico, una vez me pasé por su blog, pero mi poco tiempo y tantas caritas...voy a verlo.
Hola Alborada, bienvenida, gracias por tu apreciación sobre mi forma de escribir, en realidad así es la vida, mas sencilla de lo que nosotros la hacemos, y con la sencillez de mis palabras, el camino resulta mas fácil.
EliminarFederico me hablo de ti, me alegro de que os reencontréis
Recibí tu fraterno saludo.
Amparo hoy estoy contenta leeré 2 capítulos seguidos jajajajajajaj, así se ponen los hombres muchas veces, testarudos y obsesionados con la idea de los hijos, si lo sabremos nosotras verdad? besito linda muakkkkkkkkkk :**
ResponderEliminarpd. Que bello el poema dedicado a ti, :**
Bueno Patty, me alegra que el motivo de tu alegría sea estar en mi espacio, no hay nada mas gratificante para mi, tiene razón en cuanto a los hombres testarudos, hay cosas mucho mas complejas que elegir el color de un vestido.
EliminarMe alegra que te guste el poema, muakkkkkk
Su sueño una realidad preciosa, amor por todos los lugares.
ResponderEliminarQue historia ideal.
Un abrazo.
hola Amparo,
ResponderEliminares un capítulo para llorar de alegría, contraen matimonio y tienen una hija!
Muy hermoso!
un abrazo^^
Hola Amparo.
ResponderEliminarCuanto amor y sufrimiento veo en tu novela.
Y a la vez, cuanta intensidad y felicidad.
Espero que con el nacimiento de la niña,
los sentimientos se equilibren.
Un abrazo.