Hacia tiempo que no soñaba nada relacionado con aquel sueño que me había empujado a sacar mi fuerza interior, enfrentándome a un reto que jamás me hubiese planteado, renovando en mí la ilusión por conseguir un resultado palpable con el que pudiese demostrar a los demás que mis sensaciones de aquella noche eran ciertas.
Sin embargo, aquellas noches en las que no tenía señales relacionadas con el sueño me hicieron perder gran parte de mi miedo a dormirme, algo dentro de mí sabía que esto no había terminado, aunque evidentemente había cerrado este asunto para no perjudicar a papá.
Aquella noche no apuntaba a ser distinta, hasta que me logre dormir a las 2 de la madrugada aproximadamente, mi hija había estado vomitando y me había sido imposible dormirme antes, por fin me rendí al sueño e intente aprovecharlo como todas las noches.
No me ubicaba muy bien donde estaba, me encontraba en un autobús, me bajaba en cada parada y tenía en mis manos una cámara de fotos, no se muy bien porqué, pero para mí en aquel sueño era fundamental inmortalizar cada paisaje que mi vista divisaba, así que en cada parada del autobús aprovechaba para que la foto no saliera movida. Lo fotografiaba todo, en especial el cielo y las nubes que en el había, eran de diversas formas y espesor, siempre he pensado que entre ellas forman dibujos que significan algo para nosotros, y así las veía aquella noche en la realidad de mi sus conciente, eran reales para mí, por ello no quedaba ni una sin ser presa del objetivo de la cámara que llevaba.
Hasta aquí todo iba con normalidad, no había nada que me alarmase de que era un sueño especial, suelo soñar muchas cosas extrañas, incendios con gente vomitando, hormigas sin cabeza, ponis entre cerdos, concursos de pescados saltarines, piojos bailarines, y un sin fin de cosas que parecen absurdas pero que me sitúan de algún modo en la realidad o en mi pasado, con lo cual no le di mucha importancia.
Lo especial del sueño vino al bajarme del autobús, en la ultima parada mi viaje había acabado y con el mis vistas panorámicas donde captaba solo aquello que me llamaba la atención o me gustaba por algún motivo, a partir de ahora no todo iba a ser tan maravilloso.
Recuerdo que cuando apreté el botón de la cámara para capturar mi ultima foto del trayecto el visor de la cámara me alarmaba de que no había batería, fue la única foto que no pude hacer, me enfade muchísimo al comprobarlo, quería capturar la gente que habían compartido viaje conmigo, pero por algún motivo, no pude capturar aquellas caras que a mí no me daba tiempo a mirar a la vez.
La cámara resbaló de mis dedos y cuando me agaché a cogerla sentí un golpe en la cabeza, entre niebla veía a un hombre desconocido, era calvo y mayor, sin saber muy bien como, me llevo a un cobertizo, sin ventanas, con poca luz, cuando desperté me encontraba en un catre tumbada y sin mi cámara de fotos.
Sus ojos me daban tranquilidad, sabía que no iba a hacerme nada malo, sin embargo en mi quedaba la incertidumbre de por qué llevaba a cabo una serie de cánticos mientras pasaba romero por encima de mi cuerpo sin rozarlo.
Me alarmé cuando quise hablarle pero no podía, a pesar de no tener nada en mis labios, parecían estar sellados, era imposible abrirlos, solo podía emitir un balbuceo que no aclaraba nada, excepto mi angustia.
Miraba hacia todos lados y hacia ninguno en concreto, en
medio de la penumbra distinguía la luz que penetraba por la puerta como si
estuviese asustada, seguro que no lo estaba más que yo, mi corazón corría
apresuradamente para escapar de aquella situación y mi cuerpo se moría por
seguirle, pero no podía, aquel hombre me impedía ni siquiera intentarlo.
Paso poco más de media hora y mi vista solo se clavaba en el
punto de luz que entraba por la puerta, a lo lejos podía divisar dos cuerpos borrosos
que me daban mucho que pensar. Por primera vez, mi retina parecía el zoom de la
cámara que había llevado durante todo el viaje, cuanto más me concentraba en
aquellos bultos lograba verlos con más nitidez.
Hubiera preferido no saber quien eran, me inestabilizaron
bastante más de lo que ya estaba y pasé del miedo al pánico en un abrir y
cerrar de ojos, justamente los que froté desesperadamente hasta sacar lágrimas
de ellos para ver si era una fantasía, pero en mi sueño era cierto, eran mis
dos abuelas fallecidas.
Las veía tal cual eran en la realidad, a mi abuela paterna
en un extremo de la puerta, de pie, quieta, mirándome con un semblante
alentador, inculcando a mi ser que no me pasaría nada malo, me miraba fijamente
mientras sonreía y abría sus brazos, ninguna de las dos podíamos hablar, me
hubiera gustado gritar del pánico que sentía, pero no pude, a pesar de la
situación, me transmitía mucha mas seguridad y protección que la otra, en una
parte remota de mi ser, nacía la alegría de volver a verla después de tanto tiempo,
intacta, con la misma ropa que la vi la última vez, los recuerdos lo disuelven
todo y aunque el sentimiento se mantiene, el físico se dilata hasta formar un
puzzle difícil de encajar, gracias a ese encuentro mi puzzle estaba completo de
nuevo.
En el otro extremo de la puerta estaba mi abuela materna,
también estaba intacta, pero mucho más nerviosa e inquieta, no paraba de
mirarme con todo desafiante, enfadada, se movía sin cesar de un extremo a otro
de la puerta, era como si le diese envidia que entre mi otra abuela y yo
hubiese esa complicidad que ella había presenciado tantas veces en la vida real
y que volvía a presenciar en aquel momento.
A pesar de estar viviendo aquello yo sabía y sentía que en
algún momento iba a despertar, ansiaba el momento, me sentía incomoda y mucho
más asustada por momentos.
Estuvieron observándome horas y horas, mientras una danzaba
suavemente de un extremo a otro de la puerta, la otra no me quitaba ojo de
encima.
Era curioso porque
nunca había soñado con las dos juntas en el mismo tiempo, nunca habían
estado tan cerca en mis sus conciente, sin embargo ahora sentía que ambas
sabían a lo que venían y la percepción que tenía era que una estaba de acuerdo
y la otra no.
Me incorporé en el catre y me senté, mis piernas temblaban,
por última vez intenté hablar a mi abuela paterna que era la que me inspiraba más
seguridad pero fue inútil, mis labios seguían sellados por arte de magia, me tenía
que tragar la impotencia de aquel momento, la rabia y el pánico de estar allí.
Solo mis lágrimas gritaban lo que yo no podía, mientras mi
abuela paterna intentaba consolarme desde la distancia y me esperaba con los
brazos abiertos.
Volví la cabeza buscando clemencia con aquel hombre que me
había llevado hasta allí, no estaba, cuando volví la cabeza para encontrarme
con mis antepasados de nuevo, me vi reflejada en el espejo de la cómoda,
sentada en la cama de mi habitación, con mi corazón agitado y mis ojos
encharcados, había despertado del sueño.
Al incorporarme a la realidad me sentía extraña por lo que había
presenciado en sueños, lo primero que hice fue alegrarme al comprobar que había
sido un sueño, después intentaba encontrar alguna relación con el sueño
anterior, sobre todo por la presencia de mis dos abuelas en el, sabia que este
tampoco había sido un sueño normal y corriente.
Lo que no lograba entender era porque aparecían las dos
juntas en el mismo sueño, muy de vez en cuando he soñado con ellas, pero ningún
sueño me había dejado esta sensación tan extraña y sobre todo aparecían por
separado, sin embargo en este no solo estaban juntas, sino que la actitud que tenían
eran muy distinta, tanto que mientras una me tranquilizaba y me inspiraba protección,
la otra me inquietaba hasta el punto de llegar a tenerle miedo.
Su cara era de desafío, de celos, de reproche, no lograba a
entender porque, cual era el motivo de un enfado de esa magnitud.
Al compararlo con el sueño pasado, pensé que tal vez mi
abuela materna no quería que indagara más en aquellos agujeros en la tierra, tenia
la sensación de que quizás allí había algo que ella sabia y quería ocultar. Tal
vez al ver mi intención de destapar aquello, me retaba con esa mirada
desafiante a no hacerlo.
Como en el anterior sueño, mi mente estallaba durante el día
encontrando un motivo, una razón, alguna pista de augurar el desenlace de todo
esto, ni siquiera por la noche obtenía esas pistas, porque como siempre, los
sueños se detenían un tiempo hasta volver ha reanudar su aparición en mi vida.
Próxima entrada; No hay dos sin tres
WAuu!! Que miedo el ultimo acontecimiento, yo te juro que me pasa algo así me escapo y muero de miedo jakjakjajka .. Estaré pendiente de como sigue el acontecimiento de aquella joven camarógrafa
ResponderEliminarHey amiga además te dejo una cordial invitación para una encuesta que hago sobre el primer amor, si te tinca bienvenida a dar tu opinión en mi blog, de ante mano tu ayuda me servirá mucho ;) gracias!
Gracias por tu comentario, perdona el retraso pero estuve unos días sin red y no pude contestar a tu encuesta, pero no dudes que lo haré, de antemano gracias por valorar mi opinión.
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