Había dedicado la mayor parte de la semana a recordar
anécdotas y momentos con mi abuela. Mi interior quería revivirla y aunque sabía
que era imposible, mi ego estaba satisfecho al sentir que mi corazón no se
había olvidado de ella. ¡Jamás podré hacerlo!
Me negaba a olvidar cuando me hacia comiditas a escondidas
de mamá, cuando me despedía en la puerta para ir al colegio, el mismo sitio
donde me esperaba impaciente que asomase por la esquina de la calle.
Recordaba cuando cosíamos los tallos de los jazmines para
hacer esas magnificas moñas que lucia en su ropa de color negro.
Su pelo anillado que tantas veces peine con los dedos
mientras jugaba a las peluqueras. Su piel fina y fláccida que me encantaba
apretar con ese exquisito olor a agua de azahar.
Me perdía en el recuerdo de su sonrisa cuando me decía hija mía, en el orgullo de su
mirada cuando hablaba de mí.
¡Mi abuela! No imagináis cuanta envidia levantaba mi gran
cariño por ella, desde que llegué del hospital envuelta en mercromina y gasas,
nací prematura y costó mucho trabajo sacarme adelante, ella se ocupaba de mí y
de mis hermanos.
Ella me abrazaba si tenia un mal día en el colegio, se
despertaba cuando tenia pesadillas por la noche, me mecía para que pillara el
sueño, me estrujaba cuando le daban ganas de matarme por portarme mal, la que
se alegraba cuando yo estaba alegre, y la que sufría cuando yo sufría.
Ejercía el papel de mi madre, una madre que
desafortunadamente tenía que trabajar demasiado para mantenernos a mis hermanos
y a mí.
Mis pensamientos eran de todos los colores durante esa
semana, igual que las muchas cintas que colgaba de pequeña en la ventana de la
cámara para que el viento las meciera.
Las sensaciones eran tantas y tan diferentes, como la ropa
que sacaba de aquel viejo baúl con ropa de mamá y de la abuela.
Mis sentimientos bailaban vestidos con los recuerdos de
aquellos atuendos y al compás de aquellas cintas de colores que representaban
mis buenos y malos momentos vividos junto a ella.
Y mientras más recordaba, más recuerdos traía la melancolía
a mi mente y a mi corazón, más motivos tenía para volver el tiempo atrás y
desear con todas mis fuerzas refugiarme allí, en sus brazos, en su olor…
Recuerdo que todas las noches tenía que acostarme un ratito
en su cama, con ella, no podía dormirme si no lo hacía.
Era confidente de sus secretos, a mí me contaba los enfados
con mamá, me aconsejaba para no enfadar a mi padre y me repetía sin cesar que
me quería, aunque eso lo notaba yo sin que me lo dijera, eran sentimientos que
se le escapaban sin darse cuenta.
El día que calló en la plazoleta de la calle lo pasé
francamente mal, se partió la nariz, entonces aprendí a besarle las manos.
El día que volvimos de la feria del San Bartolomé y no quise
subir el vestido nuevo a mi cuarto, papá se enfado muchísimo conmigo, me pegó
en el culo y se hartó de darme voces, mamá no hizo nada, pero mi abuela se metió
en medio y me acompañó a subirlo.
Todos los recuerdos que tengo con ella son gratos, menos
cuando me peinaba y me estiraba del pelo para quitarme las marañas, odiaba
tener el pelo largo, un día me hincó el cepillo en a cara, no paraba de mover
la cabeza y llegaba tarde al colegio, si es que eran muchas horas con ella y había
momentos donde la sacaba de quicio.
Si tuviera que quedarme con lo que más me gustaba de ella,
me quedo con las despedidas por la noche, su cama y la mía estaban en la misma
habitación, ella dormía sola y yo con mi hermana la mayor, éramos muchos en
casa y no había habitaciones para todos, eran otros tiempos…
Todas las noches cuando apagábamos la luz de la habitación,
yo le decía desde mi cama:
-Buenas noches abuelita
- Buenas noches hija mía – me contestaba
Era mi frase mágica para dormir, después sacábamos las manos
de entre la ropa de la cama y confundíamos el puro invierno con el calor de
nuestras manos al juntarse, tras un rato acariciándonos las manos mutuamente,
nos soltábamos y volvíamos a meterlas entre la ropa de la cama.
Imagino que ahora me entendéis cuando no sentía miedo tras
verla acercase a mí en sueños, sabia que viniendo algo de ella no podía ser
malo, ella me protegía en vida y se que este donde este, jamás dejará de
hacerlo, por eso la quise y por eso la querré siempre, murió, pero en mi
corazón vive, es el único modo en que la vida no podrá arrebatármela.
Cuando quise darme cuenta había llegado el sábado, era el
día en el que iba a ofrecerle su misa, estaba muy nerviosa pero con una paz muy
grande al mismo tiempo, sentía la misma seguridad que cuando me refugiaba en
sus brazos.
Me vestí con lágrimas en los ojos y busqué a mamá para que
me acompañara de nuevo.
Estábamos solas en la iglesia y la sensación de morbo era la misma, aunque en cada sitio que miraba yo podía verla, con la misma ropa, con su sonrisa, su olor me invadía y si cerraba los ojos sentía sus te quieros. Seguía presa de sus recuerdos, sentía que había llegado al final de esta cercanía, tal vez por eso mi corazón se había empeñado he darle el homenaje del recuerdo.
Estábamos solas en la iglesia y la sensación de morbo era la misma, aunque en cada sitio que miraba yo podía verla, con la misma ropa, con su sonrisa, su olor me invadía y si cerraba los ojos sentía sus te quieros. Seguía presa de sus recuerdos, sentía que había llegado al final de esta cercanía, tal vez por eso mi corazón se había empeñado he darle el homenaje del recuerdo.
Cuando volví a la realidad la misa estaba mas de mediada, el
cura estaba a punto de dar la comunión, llegó el momento de dar la paz y de
nuevo estábamos solas en el mismo banco que por casualidades de la vida,
también era escenario del evento.
Nos dimos la paz y me puse a acariciar mis manos pensando
que la suya estaba entre ellas, sentí que un escalofrío me recorría de
principio a fin y culminó con un calor inconfundible en mi mejilla, supe que se
había despedido de mí.
No pude contener el llanto, me abracé a mamá y cuando me
solté, la iglesia estaba de nuevo vacía.
Mi abuela sufrió un derrame celebrar, tenia 12 años cuando
el sonido de la ambulancia me zumbaba los oídos, mamá se fue con ella y yo me
quedé sola en casa esperando que papá volviera de la aceituna para decírselo.
Fueron horas interminables, no teníamos teléfono en casa ni
mucho menos móvil como ahora, no sabía nada de su estado y eso me provocaba
ansiedad.
Me enteré al día siguiente de lo que le había ocurrido, se
le había roto un baso sanguíneo y las posibilidades de que viviera eran pocas,
su cuerpo estaba paralizado, solo movía los ojos.
La trajeron a casa, firmaron el alta voluntaria, sabían que
las posibilidades eran 0 y querían que muriera entre nosotros. Utilizábamos la
salita, así que le pusimos una cama en el salón, mis padres consideraron que lo
mejor era que me fuera a casa de unos tíos a pasar unos días hasta que
supuestamente se recuperara.
Iba a casa a diario a preguntar como estaba, pero no pasaba
de la cochera, no quería verla, tenía miedo, me daba pánico encontrarme con lo
que no quería…..Siempre me voy a arrepentir de no haber estado con ella en sus últimos
momentos, de no haberla apretado con todas mis fuerzas cuando más me
necesitaba.
Un día mamá me llamó para que fuera a casa a buscar unos
papeles del seguro, me temí lo peor, me negué a hacerlo, no quería dárselos,
pero tuve que hacerlo, solo yo sabía donde guardaba sus cosas, no tenía opción y estaba claro que con mi actitud no iba a evitar lo inevitable.
Al bajar por las escaleras miré el espejo del pasillo, la
puerta del salón estaba abierta y vi su pelo blanco, me senté en las escaleras
llorando con los papeles entre mis manos.
Entonces pedí a mamá que quería verla, y pasé, no imagináis
lo que sentí cuando la vi postrada en aquella cama, con el goteo del suero en
su brazo.
Le hablaba pero no me contestaba, mientras yo lloraba ella
solo movía sus ojos intranquilos, y en esos ojos punzantes intentaba encontrar la respuesta a mis necesidades, la conocía demasiado, sabía que no quería que
la viera en ese estado, quería que me marcharse, y se lo concedí, me fui a la puerta y al volver
la vista atrás, vi como sus lágrimas resbalaban por su mejilla.
A partir de ese momento siempre que iba a casa no estaba, murió el 21 de febrero y
aunque tenía 12 años, me negaba a entender ¿Porqué a ella? ¿Porqué a mí?
Después pasaron los años y me encargué de hacerla participe
a mi modo de cada cumpleaños, de cada buena nota, del día de mi boda, del
nacimiento de mis hijas, la mayor se llama Estela del Carmen, Carmen como ella.Estela porque significa estrella y en mi cielo, la estrella de mi abuela sigue brillando para mí.
Había deseado muchas veces verla desde entonces, incluso a
veces veía una anciana cariñosa por la calle con el pelo blanco y me venía a la
mente mi abuela, ahora lo estaba haciendo realidad, aunque había sido en
sueños, de nuevo me había tocado despedirme de ella, esta vez como ella quería
que la recordase, tal cual era, con su sonrisa, con su camisa de seda negra,
con esa moña de jazmines en su pecho, con sus anillas blancas en el pelo, con
ese perfume a azahar que me hipnotizaba, y no os quepa duda que así la
recordaré, del modo en el que tantas veces la vi y disfrute de ella, recordaré
el día a día , esas anécdotas que me han marcado para siempre, esos tantos
momentos que nunca podré borrar, ese cariño tan grande que no dejará de arder
en mi pecho.
Emotivas palabras y muy bello lugar, Amparo! Un placer pasear por aquí!
ResponderEliminarGracias por visitar mi playa y dejar tu invitación en ella...
Besitos azules desde mis mareas...
Gracias a ti por naufragar en mis relatos y perderte en el horizonte de mis experiencias....
EliminarVolveré a dejar mi barca varada en tu playa, no lo dudes.
Un abrazo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLindas y emotivas palabras. Yo tambien tengo gratos recuerdos de mi abuelita. Ahora que soy abuela me encantaria que mis nietos escriban cosas lindas de mi , como lo haces tu. He pasado un rato muy ameno leyendote. Un abraXo
ResponderEliminarTe espero por mi otro blog:
http://cuentosdensueno.blogspot.com
Gracias Marilyn, continuamos en caminos paralelos, compartimos cosas en el camino y no lo sabíamos.
EliminarNo dudes que visitare tu nuevo blog
Un abrazo enorme
Un retazo muy lindo y emotivo.FELICIDADES!
ResponderEliminarTe comento desde google chrome y no puedo seguir, google explorer no me va.
Referente al título de mi blog, tienes toda la razón porque varias gotitas hacen un todo, así títule en su día una entrada.
Un placer llegar hasta tu morada.
un abrazo
maite
Gracias por tu valoración y por tu visita a mi blog
EliminarUn abrazo, Amparo
Hola soy Anna del blog romance.
ResponderEliminarMuchisimas gracias por tu visita. Aqui me tienes en tu blog, admirando las bellas letras que dibujas, me quedo con tu permiso y espero venir a menudo al igual que espero verte por mi blog siempre que tu quieras.
Un beso y felicidades por escribir asi.
Te sigo
Una paisana andaluza (Granada)
Gracias Anna por tu visita, veo que ademas de compartir Andalucía, compartimos la adicción de escribir mientras dejamos a la imaginación que vuele alrededor de las experiencias que vivimos.
EliminarUn abrazo
He intentado hacerme seguidora de tu blog, pero me da error, lo seguiré intentando.
ResponderEliminarUn beso
Bueno dicen que quien persevera alcanza, me alegraría verte entre mis seguidores.
EliminarOtro abrazo
Hola Amparo:¡Que cosa linda recordar la niñez como tu lo haces! Buena marca ha dejado en ti tu abuela. He venido atraído por tu visita y comentario en mi blog y estoy contento de visitarte. Tienes una frescura joven para este relato que lo vuelve ameno y confiable. Te toma de la mano y te invita a sentar y te dice ¡Deja lo que estas haciendo! Eso es otro tiempo, otra realidad y uno se encuentra cosiendo tallos de jazmines y colgando cintas de colores en las ventanas amparado por la cuida de tu abuela.
ResponderEliminarVeo que ya tenemos amigos en común. Eso me gusta
Me agregué para seguirte.
Abrazos de http://nidaeldore.blogspot.com
Daniel gracias por agregarte a mi blog, gracias por tu comentario porque mas allá de palabras me da la certeza de que he podido expresar y compartir lo que quería, mi relación y mi cariño hacia alguien que efectivamente marco mi vida con su paso y que partió cuando yo era muy pequeñita....
EliminarEsta entrada viene porque en entradas anteriores tuve sueños que me acercaron a ella y me hicieron sentir todo eso que cuando era pequeña no pensaba que tendría tal transcendencia en mi vida....
Me encanta tu blog y la forma que tienes de expresarte así que me verás por allí siempre que pueda.
Un abrazo importante para mí
Hola!!!
ResponderEliminarPor fin he podido acceder ¡ya te sigo!
Besos
Anna gracias por seguir intentándolo, confirmo lo que te auguré, me encanta que estés entre mis seguidores..
EliminarAhora nos veremos mas a menudo visitando nuestra casa virtual.
Besos
Las abuelas, son personas difícil de olvidar, cada una de ellas siempre dando lo mejor para nosotros, aún no soy abuela yo, pero me encantaría, dicen que quieren el doble.... vine a agradecerte que sigas el Faro.... son cosas cotidianas y divertidas que veo te han gustado...... mil gracias por seguirme y desde hoy te sigo yo a ti preciosa..... un beso :**
ResponderEliminarHola Patty!! algún día serás abuela y tus nietos sentirán por ti todo lo que yo siento por ella a pesar de que no este en mi día a día como me gustaría...
EliminarEl agradecimiento es mutuo, porque yo también te agradezco que me sigas mis pensamientos y mi manera de expresar, me verás a menudo por tu faro, no se si has visto mi perfil, pero los faros son muy especiales para mí, he tenido y sigo teniendo grandes faros en mi vida que me guían cuando tengo que navegar por las tempestades....
Un abrazo enorme
Hola Amparo, realmente eres genial con lo que escribes, lo de los abuel@s es genial,tienes toda la razón y dejan mellas muy grandes en las familias y sobre todo en los nietos. Seguiré sin duda tus blog. No te preocupes que pronto pondré fotos de los faros de esta zona de Conil.Algún día estoy seguro que te darás una escapada por esta tierra. Te gustará. Gracias por volver a visitarme y saludos
ResponderEliminarGracias por tener en cuenta lo del faro, será casi obligatorio volver a tu blog para conocerlo, estoy impaciente, jejje
EliminarMe alegra que te guste mi forma de escribir, es lo que mas valoro en mí, mi forma de sentir.
Un abrazo enorme
Hola!
ResponderEliminarEccomi a ricambiare la tua gradita visita sul mio blog...
Un saluto e un abbraccio, mia nuova cara amica!
Spero che non mi sento obbligato a restituire la mia visita più spesso e si fa perché si vuole veramente.
EliminarUn bacio nuovo amico!